miércoles, 1 de julio de 2009

el globo rojo

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El globo rojo

HE VISTO un globo rojo, con mi ojo con mi frente. con tu nariz erigida y azarosa, fue lo que tenia a mi alcance, los globos rojos se me aparecen como a mi alcance, preciso instante, pero, en ese instante, pesado, pasado, al que he sido cautivado y burlado, será ahora, motivo escrito, en este presente, es decir el aquí y ahora, nunca tan bien ponderado. Pero: : : : : de que será que hablamos cuando hablamos del aquí y ahora, no? Pues definitivamente, esto que acabo de hacer es una pregunta, y como toda pregunta, bien postulada, ha de hacerse por una respuesta, pues así lo hemos creído, desde los confines de la humanidad, el que pregunta es bien sabido, que espera una respuesta y el que responde… también espera una respuesta, así, es, no las pasamos preguntando en forma de pregunta y en forma de respuesta,… es decir: que hacer con un globo rojo que aparece quien sabe de donde, de que fiesta, hermosa, o peligrosa, u ruin, o macabra, o simplemente un cumpleaños, un festejo, un casamiento, y porque no, una despedida de solteros, o una, fiesta en algún prostíbulo, o quizá es simplemente un preservativo inflado, de algún solterón amargado, pues de donde salió ese globo, es un globo? O será tal vez la forma en que los extraterrestres toman para observarnos, vigilarnos… no sabemos pero nos preguntamos, de donde salió tan maravilloso globo? Un globo fantástico, y precioso, que se comporta por un principio, de animidad, quien no ha visto o sentido, alguna vez que la pava se mueva nerviosa insinuante, tome vida y chille con un quejido de reclamo cortado y filoso, en el espacio audible, en la sienes audibles, retumbantes y calcitrantes, en la tautología amorosa, del desangre, del desastre, y del desastre de los sexos, del reclamo de los sexos aún en la animidad de la plegaria de la salvación: los objetos viven. Animismo, de los objetos, panpsiquismo, reconozco, la hemisférica rasgadura, principal, y cervical, del desplomarse y del deseo de desplomarse, en la endemoniado, infanto estúpido malcaprichado síndrome del real, Los objetos rojos, los nudos rojos, los desnudos rojos, las hipotermias rojas, nos continúan aun en la imposibilidad de reconocerlos , perseguidos en el discurso amoroso de los glóbulos rojos, del infarto, y del infarto juvenil desestimado, los objetos viven acá, y en la china, incluso algunos hacen poseer de energía al objeto vivo por tradición y antonomasia : el ser hablante y humano, algunos tienen la cualidad de entregarle un aura o semblante, que haga de sigo mismo un ser con confianza en sigo mismo, otros objetos por ejemplo hacen que el que los posea, le haga crecer la lengua, y la cualidad de habla ilimitada, o la cualidad de ubicar el ser por encima de lo indeseable y así ingresar en una instancia superadora de la vida con las otras especies de seres humanos,” los objetos viven y los negros también”, pero en cambio lo objetos nos muestran la grandilocuencia del ser en el existir, como si nos devolvieran, luego de un, naufragio, al significado primario del quien soy y a quien me debo, y el desenvolvimiento posterior de una serie de preguntas ramificadas y nunca calladas, como: del para que vivir para que morir, quien soy, voy a morir al soberano pedo? Punto y aparte. Pero: ocurre algo mas? El filosofo físico y químico Georg Ernst Stahl alemán del siglo xix se lo pregunta, tal como lo hacemos nosotros, los objetos viven? Pues si, dice, incluso viven y se reproducen mejor que nosotros algunos incluso nos gobiernan, y se organizan de tal forma que no podamos darnos cuenta de esto. Genial Georg Ernst, ¡¡¡¡¡ enseñando el efecto, el uso y el en si de las drogas, a los drogadictos empedernidos y extraviados de América del sur?…por que no. Estamos, lo cierto es que un niño, recorre las calles, de su sensación habitual, incorporando la simpatía de un globo rojo que lo continua, lo persigue, lo devuelve, lo demanda, lo brota, lo simpatiza, lo enzima, lo aproxima, lo recorre, lo aleja, lo protagoniza, lo defiende, lo desparrama, lúdico en el espacio, de la enzima, del yo plegado, en la aparición de algo, para uno, de algo, en uno, que desliza en la aparición y en a ausencia de la aparición, mas acá de lo habitual, mas acá de la civilidad, mas acá de la conjura, o del plan, macabro, o de bien soberano, del supuesto destino, del animal humano, el animal humano, lúdico y atávico del extravió, de su real aparición… en donde, una horda de globos lo rescatan del interior, asfixiado, hemorrágico del abandonado , para devolverlo al interior fuera de si, y en el si, en el que flotara, como en mis sueños, mi cuerpo, en el aire, por encima de las calles, y del frasco de la ciudad, levitando, de mi cuerpo, y mi mente, inundada, inflamada, del vaivén, derretida del vaivén, extasiada en el vaivén, y reencontrada en el vaivén: definitivamente: en un globo rojo.

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