jueves, 26 de noviembre de 2009

-vamos a tener que hacer un santuario.
Y fue, como,,, un poco gracioso, porque en cierta forma ninguno de los dos creyó, que eso seria el comienzo de algo, que llegaría lejos. Que desde ese momento empezaría una forma de adaptarnos al mundo,,, como digamos, verdaderos inadaptados, que de ahí en mas, algo iría apareciendo progresivamente, en la forma de comunicarnos con el,… digamos… mundo. Porque empezamos a investigar el mundo .O a tener la experiencia del mundo. O algo así. Algo que para algunos, sería…como… una experiencia mística. Si eso fue¡¡¡ una experiencia mística, así debería entenderlo yo, Porque Héctor toco el timbre ese día, y yo lo fui a atender con el baso de vino en la mano, y el estaba con su guitarra, al hombro porque había estado cantando en los colectivos, porque Héctor, cantaba en los colectivos, y era bastante terrible verlo cantar en los colectivos, y en cualquier lado, y ahora había venido a casa, para salvarme la cara, porque Héctor, traía siempre consigo, algo para fumar, y yo lo había recibido con el vino, y entonces cuando Héctor entro, y brindo, y bebió, nos miramos con galleta, y nos lo pudimos imaginar… a Héctor, en plena ceremonia, porque así empezó todo, con ceremonias, y con Héctor cantando canciones ceremoniales, vestido con una especia de turbante, blanco, evangelista, o budista, o zarista, o mormon, o lo que sea, Porque después de unos meses la casa se volvió una especie de santuario con sillas y cruces y monolitos para adorar, y la gente y los vecinos nos miraban raro, porque éramos los raros, porque desde la época en que hacíamos fiestas en la casa, la gente nos había tenido como los raros, y ahora empleando nuestro nuevo,,, orden, digamos,,, Anárquico/evangelista, empezamos a ser mucho mas raros, porque con el tiempo iríamos a reclutar gente. Pero primero lo primero ese día Héctor callo como del cielo para nosotros, fue como un enviado, que no lo sabíamos y lo sabíamos también, y todo esto se inauguraría, con nuestra primera noche de “anarquía evangelista”. Porque así le llamamos. Porque yo conocí a Héctor ese día, porque después de unos cuantos vinos conocí a Héctor un poco mas ese día, y Héctor dijo una vez entrada la noche, lo de evangelista, y galleta lo de anarquía y Héctor dijo que era bautizado y que había hecho la comunión y el catequesis, el posgrado, y todo eso y que amaba a Dios, y Galleta dijo que había tocado en una banda pank que se llamaban los culo de mono, y que admiraba a los sex Pistols, y a los violadores y entonces, los enfrente a los dos en un momento de la noche, y les hice mirarse a la cara, a los ojos, porque el vino ya había hecho lo suyo, y nosotros debíamos hacer lo nuestro, porque había algo de eso en la noche, algo de eso, que nos llevaría a algún puerto, o a todos, o a desmantelar el puerto, no se, hasta el día de hoy no se, porque siempre paso eso con migo, nunca puedo explicar algunos momentos, pero estábamos en eso, en busca de eso, que nos iría llevando. Pero, después de unos cuantos vinos, nos encontrábamos en la calle en busca de otro vino y les hice mirarse a galleta y a Héctor a los ojos, y les hice preguntas sobre ellos, y que me digan que estaban viendo el uno del otro, o quien era el que tenían enfrente, porque la gente cree saber siempre quien tiene enfrente, y yo, ya no creía en la gente, o no sabia que era la gente, o quienes eran la gente, o que se yo, así que entonces, se miraron… y fue algo terrible también, porque yo supe de Héctor ese día. Porque Héctor empezó ,,,en realidad, a hablar de el. Y no paro, y entonces… entramos un tanto mas en la noche, porque la noche es así, te lleva hasta un lugar que después hasta se hace difícil recordar como paso, o creer que eso que paso, paso, y entonces es que estuviste adentro, adentro de la noche, hecho una brisa o una estrella, o una luz encandilada, o un montón de masa edificada o amorfa, o una sirena policiaca, o uno de esos días que se sumaran en nuestra certera cirrosis, porque hay un momento en el cual ya no hay vuelta atrás, y entonces recién ahí, nos eyectamos, porque la noche se mueve, sépanlo¡¡¡, y le estaba moviendo algo a Héctor, y a todos, porque Héctor, viéndose enfrentado con galleta, dijo con un tono dramático y decidido, que su padre le pegaba de chico, mucho le pegaba y que además su padre no era su padre, y su madre tampoco era su madre, que sus padrastros eran ex militares, y que había vivido en una casa de orfandad hasta los 17 años, porque el juez dio la orden y que no sabia quienes eran sus padres y que no quería buscarlos, que para el su única madre era una monja que se había encargado de el desde que salio de la casa de orfandad a los 17 años, y fue como un adoptado por ella en nombre de la iglesia, y que ella había fallecido ahora y que el aún vivía en la iglesia, que esa era su única casa. Y que lo único que le gustaba hacer, era cantar, cantar canciones, y que cantaba canciones evangelistas en el coro de la iglesia, Y entonces estaba mirando a galleta, fijamente, y no se, si paso o no, pero a Héctor le pareció, que galleta se le rió, o capaz que hizo una mueca, o justo paso un mosquito o una brisa, no importa lo cierto es que, Héctor, casi le pega o quiso pegarle. Porque así seguimos entrando en la noche, con algo de dureza, y sentidos oxidados, porque había algo de la purga. De la purga cristiana y de la purga… anarquista, en la noche. Porque hubo otro de esos tragos intensos, de vino pedorro, y entonces la noche siguió conduciéndose, por su cause, como se conducía a borbotones, el vino por nuestro cuerpo, y la luna estaba ahí, y un par de perros también y éramos como zombies, cruzando las calles sin que nos importe verdaderamente nada, porque nos empezamos a hacer los idiotas o infradotados, o drogadictos, o desquiciados de repente, casi sin darnos cuenta, aunque si vimos, que lo estábamos haciendo verdaderamente bien, porque Héctor trataba de contenernos y pedía socorro, y una señora estaba guardando su auto, su convertible o descapotable o lo que sea que sea caro, y estaba, con un pibe como de 10 años, y el chico como de metro y medio, con ojos saltones, y cabellos oscuro nos miro al bajar del auto, y desenfundo una escopeta de juguete que traía consigo, y nos tiroteo, con el ratatatatatata¡¡¡¡¡¡ de su metralleta vocal, porque los chicos juegan porque la gente juega, y nosotros estábamos jugando: también: y entonces Héctor pidió auxilio, porque yo había adoptado la forma de lo amorfo, y daba vueltas como un trompo, y cruzaba la calle, y los autos me tocaban bocina, y la gente se escondía, y Héctor pedía auxilio, porque galleta estaba agarrado a Héctor y gritaba su nombre con una voz indescriptible, y Héctor tenia que hacer algo y entonces la señora estaba ahí tratando escapar de nosotros con el niño metralleta, y Héctor pedía que le preste un llamado de teléfono, para llamar a la ambulancia para que nos internen o nos desintoxiquen que no se que carajo habíamos tomado, y la señora estaba verdaderamente aterrada, y Héctor también y yo miraba a galleta de reojo y galleta miraba a Héctor, y Héctor entonces pedía por nosotros, y así fue un largo rato y entonces caminamos, porque la noche nos hacia caminar y el vino, y la idiotez que mas tarde seria el comienzo de algo para nosotros, porque así empezó, nuestro pacto con el señor, porque progresivamente, empezamos a hacer ese santuario del que les hablaba, y esa unión tripartita idiotez/anarquía/evangelio, porque yo hacia bien de brasilero o algo así, y galleta hacia bien de endemoniado o de alienado o de siego, o de invalido, y Héctor cantaba bien esas canciones, y entonces curamos gente, mucha gente, porque la gente nos necesitaba, y nosotros también a ellos, incluso hicimos una especie de ejercito androide, mongoloide, curagente , y así empezamos a pagarnos el alquiler también, y a convertir la casa, en otra mas de esas iglesias santuarios del tipo “pare de sufrir, que estaban, copando la ciudad, porque la iglesia daba para mucho, porque siempre la iglesia dio para mucho. Y ahora nos estaba dando a nosotros, pero nosotros íbamos a hacer algo también diferente. Porque la noche esa en que nuestros mongoloides estaban apareciendo en la calle, de repente llego la policía, porque alguien le había llamado, y nosotros habíamos caminado hacia el norte, y la policía nos buscaba, y entonces los vimos, y nos hicimos los ciudadanos, porque también somos sutiles, porque tenemos sentimientos refinados también, porque también somos sensibles, porque la policía, nos paro, y entonces, hubo una pausa, porque nosotros éramos los que buscaban, pero ellos no lo sabían aún, y una camioneta policíaca se nos paró, al costado del camino. Y entonces nos interrogaron, y nos estaban por poner junto a la pared, y entonces paso, estuvo, estuvo el idiota, nuestro idiota de cada día, porque todos tenemos algo con ese idiota, porque esa fue nuestra apropiación, nuestra aparición, y nuestra vacilación con ese hijo, con ese hijo idiota, porque galleta lentamente empezó a llorar frente a ellos, a llorar como de susto, y pudor profundo, porque nunca antes, había estado en semejante situación, porque nunca antes había tenido que ser interrogado por la policía, y entonces, estuvo, estuvo, el idiota que empezó a aparecer como de la nada, con algo de susto, porque lo estaba haciendo enfrente de ellos, en sus caras, porque también su pellejo estaba en juego, porque su rostro y su mirada se puso con un leve gesto de minusválido mental, y su cuerpo se arqueó ligeramente, y algo pasó en la forma de mover las manos, y hubo, ese tiempo en el cual se hace difícil, registrar, la distancia, real que dura, una partícula de segundo en … el cosmos,, o que se yo, lo cierto es que, algo pasa, y cuando pasa, se asienta, en ese tiempo, inmedible, para la comprensión de los hechos, porque los hechos son verdaderamente otra cosa, o que se yo, y entonces, estuvo, porque ya estaba desde antes, y entonces abrace a galleta, y quise, calmarlo, y todo pasaba enfrente de ellos, y dije que era mi hermano, con algunas pequeñas deficiencias, y que estaba un poco asustado, y Héctor estaba ahí con el rostro inconcluso, próximo al idiota, también, y nos miraba callado y entonces también estuvo, porque el policía, se intimido, porque de alguna forma, los policías también son gente, y la gente también, se intimida, y nadie quiere hacer llorar a un pobre deficiente mental, porque si hay alguien inofensivo, son los deficientes mentales, y entonces estuvo, porque, nosotros también éramos gente, y la gente también se pregunta por la gente, incluso, hasta por la gente policía,… porque uno de los policías le dijo al que estaba mas cerca nuestro, “déjalos ellos no fueron”, y fue así, nos dejaron seguir, se subieron a sus camionetas, y se fueron, y nosotros seguimos caminando, porque no queríamos irnos a la casa, a dormir, porque ya habíamos dormido, y porque la noche estaba ahí, intuyendo, y abriendo su propio, destino. O que se yo. Y entonces seguimos, sin aclarar ni decir nada entre nosotros por lo menos por diez cuadras, de caminata y vino de cajita, del pedorro, porque a la décima cuadra empezamos a escuchar música, que venia de algún lugar, y eso llamo nuestra atención y quisimos seguirle el rastro a lo que escuchábamos, y entonces eso nos llevo al lugar que buscábamos…porque era una casa que parecía abandonada, que yo nunca había visto antes, con puertas grandes del tipo de la casa antigua con las puertas oscuras con algunos vidrios rotos y otros pintados de oscuro, cuando estuvimos enfrente de la puerta, dos tipos salieron empujados o disparados por la puerta, y los tipos estaban verdaderamente muy golpeados, iban insultando, a un tal, Osito, que supuse que era el dueño o alguien que por como salieron despedidos los tíos de adentro supuse que tenía un tamaño mayor que el de nosotros tres juntos, entonces galleta me miro, yo mire a Héctor y Héctor miro a galleta y galleta miro a Héctor. y entonces les dije…como para envalentonarnos.


-Demen el vino y entren putos. Y me tome un gran trago .

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